Salimos de ese concierto con una especie de fuerza renovada. Jamás habíamos pensado en hacer nada parecido, pero, desde ese día fue gestándose en nuestra cabeza la idea de reflejar la vida, nuestra vida, tu vida, todas las vidas que alguna vez hayan querido expresarse y de qué mejor manera que el fado. Ese concierto fue el de Mísia, en el Grec. Esa noche su voz se quebró en más de una ocasión, el final de temporada y la emoción de cantar en la tierra de su madre le pasó factura. Pero una vez más solucionó el trance con profesionalidad y nos embargó a todos con su poderosa voz y su forma de hacernos reír. Y es ahí donde nos cautivó, del casi llanto a la risa en unos segundos, ¡increíble!. No era la primera vez que la veíamos en concierto, pero vimos un matiz diferente, una forma de ver la vida profunda, exprimiendo al máximo su sabor, el amargo y el dulce.Grandiosa lección de Mísia esa noche y llama prendida para este blog que empieza. Y con las notas de "Lágrima" aún en nuestra cabeza, caminamos hacia casa cogidas de la mano...
"Cheia de penas me deito
E com mais penas me levanto
Já me ficou no meu peito
O jeito de te querer tanto
Tenho por meu desespero
Dentro de mim o castigo
Eu digo que não te quero
E de noite sonho contigo
Se considero que um dia hei-de morrer
No desespero que tenho de te não ver
Estendo o meu xaile no chão
E deixo-me adormecer
Se eu soubesse que morrendo
Tu me havias de chorar
Por uma lágrima tua
Que alegria me deixaria matar"
(Amália Rodrigues/Carlos Gonçalves)
