A quien le guste el fado le gustará Mariza y la habrá escuchado infinidad de veces. Pero ¿ quién ha visto y escuchado a Mariza en directo, en concierto, cara a cara?
Yo fui, junto con mi mujer, una de esas personas privilegiadas que estuvo en el Palau de la Música. Jamás sentí nada parecido. Mariza y su voz lo llenaron todo, iluminaron nuestros corazones haciéndolos vibrar de melancolía y alegría de vivir.
Durante más de dos horas horas nos llevó de viaje con ella, de la mano, un viaje por el alma.
Su aparición en el escenario fue sosegada, humilde, sin divismos, ella es el pueblo y sus orígenes así lo confirman. Me preocupó su extrema delgadez, pero con la primera canción disipó mis dudas y nos inyectó a todos su energía. Recuerdo sus caderas al son de ritmos mozambiqueños, ¡quién fuera rosa branca!. Nos dejó maravillados con Primavera, Meu fado meu y otras tantas. Pero el colofón lo puso con Ó gente da minha terra, sentada en el borde del escenario, donde nos rompió el corazón con su poderosa voz. Y qué potencia de voz, nos dejó sin palabras cuando nos regaló Zanguei-me com o meu amor, ¡sin micro!. Su sola voz bastaba para llenar todo el Palau. Me hizo desear más y más canciones, por nada del mundo quería que acabara aquella noche mágica,quería verla siempre así, bella, majestuosa, artista... No mueras nunca Mariza, no cambies nunca.
Yo fui, junto con mi mujer, una de esas personas privilegiadas que estuvo en el Palau de la Música. Jamás sentí nada parecido. Mariza y su voz lo llenaron todo, iluminaron nuestros corazones haciéndolos vibrar de melancolía y alegría de vivir.
Durante más de dos horas horas nos llevó de viaje con ella, de la mano, un viaje por el alma.
Su aparición en el escenario fue sosegada, humilde, sin divismos, ella es el pueblo y sus orígenes así lo confirman. Me preocupó su extrema delgadez, pero con la primera canción disipó mis dudas y nos inyectó a todos su energía. Recuerdo sus caderas al son de ritmos mozambiqueños, ¡quién fuera rosa branca!. Nos dejó maravillados con Primavera, Meu fado meu y otras tantas. Pero el colofón lo puso con Ó gente da minha terra, sentada en el borde del escenario, donde nos rompió el corazón con su poderosa voz. Y qué potencia de voz, nos dejó sin palabras cuando nos regaló Zanguei-me com o meu amor, ¡sin micro!. Su sola voz bastaba para llenar todo el Palau. Me hizo desear más y más canciones, por nada del mundo quería que acabara aquella noche mágica,quería verla siempre así, bella, majestuosa, artista... No mueras nunca Mariza, no cambies nunca.
"É meu e vosso este fado
Destino que nos amarra
Por mais que seja negado
Às cordas de uma guitarra
Destino que nos amarra
Por mais que seja negado
Às cordas de uma guitarra
Sempre que se ouve o gemido
De uma guitarra a cantar
Fica-se logo perdido
Com vontade de chorar
Ó gente da minha terra
Agora é que eu percebi
Esta tristeza que trago
Foi de vós que a recebi
E pareceria ternura
Se eu me deixasse embalar
Era maior a amargura
Menos triste o meu cantar
Ó gente da minha terra
Agora é que eu percebi
Esta tristeza que trago
Foi de vós que a recebi"
(Amália Rodrigues/Tiago Machado)
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